Tengo un cuento que quiso ser poesía.
Quería rimar, ajustarse a una métrica.
A un ancho de línea.
Quería cambiar sus párrafos por versos.
Soñaba con ser leído con calma, memorizado.
(¿Nadie memoriza un cuento, no?)
Soñó con alguien recitando sus sílabas al oído de otra persona…
Por esto, recortó sus párrafos.
Adelgazó todos los días una letra, una sílaba.
De aquí quitaba un verbo, otro día, el complemento indirecto…
Al final, descubrio que no podría ser poesía.
Que tan sólo sería un cuento.
Este cuento
Sé el primero en comentar