Estaba escribiendo. Cada cierto tiempo, el ruido del ambientador automático a pilas le indicaba que habían pasado otros 9 minutos. Pero no contaba el número de intervalos entre fff y fff del ambientador, porque esto iba a ser una carrera de fondo. Escribir una novela no sería fácil. No es lo mismo que con un cuento.
En un cuento cada objeto que introduces tiene que tener su sentido. En una novela, no importa más que el destino.
Para ser sincero, nuestro personaje, llamémosle H., daba ya por perdida la batalla de escribir una novela, y tan sólo tenía un párrafo en el ordenador, en el documento delante de él. (Y con tachones y correcciones). Se imaginaba escribiendo mil párrafos estúpidos, y dejaría por algún lado el documento. Un día lo retomaría pero seguro que ya no sabría ni cómo empezar.
Es que siempre tuvo esta ansiedad encima, y cuando compraba lápices, les sacaba punta una y otra vez, confiando en que se acabasen. No era por darle oportunidades a la parte final del lápiz, que de otra manera nunca dejaría huella en el papel. Era porque no tenía paciencia. Los demás no eran así, y él veía cómo sus lápices llegaban a viejos, resistiendo incluso a
Esto no tendría que seguir?Quiero saber a qué resistían los lápices!!!Ánimo a H con la novela, y a ver cuando publican de una vez la de R…